Por Diego L. Zepeda
Desde las primeras semanas de enero de 2024 en redes sociales se comenzó a vislumbrar una nueva convocatoria por la llamada “Ola rosa” para una nueva movilización en defensa de las instituciones electorales. Una réplica muy similar a la acaecida el pasado 13 de noviembre de 2022 fue difundida por organizaciones, líderes sociales, influencers y miembros de los partidos de oposición. En principio la idea era muy similar a aquella marcha de Paseo de la Reforma, e implicaba ocupar las calles para después concentrarse en el Zócalo de la Ciudad de México.
Sin embargo, acorde fueron avanzando los días el plan se modificó y únicamente quedó en una concentración en el Zócalo de la Ciudad. Este lugar emblemático para el ahora Presidente de la República, ya que cuando era opositor esta plaza se convirtió en su foro para las movilizaciones, así como en el espacio por excelencia para los eventos del gobierno de la Ciudad. Esta nueva concentración fue convocada para el 18 de febrero de 2024 a las 10:00 de la mañana. No obstante, más de 110 ciudades, no sólo del país, sino del mundo entero, estaban levantando la mano para sumarse a la concentración a la hora citada.
Días previos a la realización de la concentración, los medios afines al gobierno, los liderazgos políticos del partido en el poder y demás figuras, intentaron colocar como tendencia en redes sociales #marchadelospendejos o cualquiera de sus variantes. En estos comentarios se hacía alusión a la ineficacia de acudir a la concentración convocada para el 18 de febrero. Nada extraño en el contexto de polarización y enfrentamiento que acontece en el país desde 2018.
El día indicado para la marcha, a pesar de que la convocatoria estaba hecha para las 10:00 de la mañana, desde las 07:30 am inició el arribo de los participantes a la plancha del Zócalo. La organización de la concentración se veía muy bien. El templete, el sonido y en general en los elementos logísticos se podía advertir un buen trabajo por parte de los organizadores. Alrededor de las 10:00 am el lleno en el Zócalo era pleno. Diversos contingentes llegaron marchando desde calles aledañas como 5 de mayo, 20 de noviembre, Izazaga y Tacuba, accesos principales a la explanada.
Con la llegada de los participantes las gorras color rosa mexicano y visera blanca se hicieron notar. Algunos vendedores con este diseño se veían sobre la calle 20 de noviembre, pero no les alcanzaron, por lo que sacaron un diseño igual, pero con color amarillo fosforescente. El aspecto en el cual si respondieron puntual las y los participantes fue el color de la ropa, ya fuera blanco o rosa; esta indumentaria prácticamente estaba presentada en todos los participantes de la concentración.
El perfil del participante era muy variado, familias completas, niños, mujeres, padres de familia, incluso mascotas estaban presentes en la concentración. La marcha incluía una enorme pluralidad, una diversidad representativa del enorme mosaico que compone la diversidad mexicana. Los letreros que estaban presentes en la marcha eran los relativos a la defensa del Instituto Nacional Electoral, mayoritariamente; en menor medida al Tribunal Electoral. Sin embargo, también estaban presentes otros letreros referentes a la autonomía del Poder Judicial de la Federación y de los órganos constitucionalmente autónomos. Todas estas instituciones recientemente amenazadas por la reciente iniciativa constitucional enviada por el titular del Poder Ejecutivo el pasado 05 de febrero de este 2024.
Fue una marcha pacífica, que no generó destrozos. Lejos de golpear las vallas de tres metros que rodearon Palacio Nacional se utilizaron como peldaños para colocar los letreros en contra de las amenazas que ha tenido la democracia. Incluso al final ni siquiera se dejó basura en la explanada. Los cantos de exigencia respecto a que se respete el voto y las instituciones electorales fue el marco que acompañó la Ola Rosa. No obstante, los gritos de narco Presidente también se hicieron sentir, así como los que señalaban “fuera López”. El ambiente fue tranquilo, de fiesta, familiar, cortés y amable con el inmobiliario del centro de la capital. Al final muchos de los participantes hicieron fila para el ingreso a la Catedral Metropolitana, así como a diversos cafés y restaurantes que adornan las calles del Centro.
Cuando terminó la concentración las personas se encaminaron a sus destinos mediante transporte público, o hacía los estacionamientos de la calle República de Cuba. Hubo camiones de empresas privadas de transporte estacionados alrededor de la explanada de Bellas Artes, pero fueron los menos, quizá 10 o 12 unidades. A diferencia de otras marchas, el acarreo no tuvo cita. En fin, no fue la marcha de los pendejos como rezaban las huestes oficialistas, fue la marcha de la Ciudadanía para alzar la voz por su democracia que tantos años tardó en construir. La concentración para la defensa de los peldaños de esa alusión de la escalera que el orador principal, Dr. Lorenzo Córdoba, explicó tan magistralmente en la explanada del Zócalo.
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